domingo, 29 de mayo de 2011

14 cosa importante: retoma proyectos que te hagan feliz

  No lo pudo evitar; se levantó y se marchó. Se subió al coche y, sabiendo que nunca volvería a venir a ese sitio, de esta manera, arrancó y se fue. Bajó las ventanillas, se puso las gafas de sol y subió el volumen de la radio. 
  Necesitaba pensar; necesitaba aclararse. Porque sí, lo había hecho mal, se había equivocado pero, en el fondo, no se arrepentía. De nada. Había hecho lo que consideraba que debía hacer y, ahora, todo se había aclarado para siempre.
  Esta historia le había gustado, le había hecho muy feliz. Pero hacía mucho tiempo que ya no le hacía sonreír constantemente, y hacía mucho que las ganas de verse habían pasado a las ganas de aclarar ciertas cosas para cerrar este capítulo. En el fondo, siempre guardaría un bue recuerdo de todo esto, siempre sonreiría por lo vivido. Porque la vida, te acaba enseñando que las cosas se acaban, que no duran para siempre. Y debemos quedarnos con lo bueno, con los momentos divertidos y las cosas bonitas.
  Frenó el coche. Justo allí, otra vez. Donde tantos anocheceres de invierno había vivido. Donde había sido tan feliz y, a la vez, tantas dudas le habían asaltado. Pero eso, no le daba miedo; no le daba ningún miedo. Porque las dudas no son más que tímidas preguntas que no se han formulado, y no estaba dispuesta a quedarse con las ganas de saber nada. Había acabado una historia que, en el fondo, sabía que no tardaría en terminarse. Porque cuando hay una historia sin cerrar en tu presente, que quieres mantener, el resto de las historias dejan de cobrar importancia y consciente o inconscientemente, harás que acaben. Y ella, lo sabía muy bien. 
  Se bajó del coche y miró a su alrededor. El viento le revolvió el pelo con gracia, y se quitó las gafas de sol. Caminó un poco y se paró a observar el inmenso paisaje que tenía a su alrededor. Le gustaba lo que veía y, sabía, que le gustaba lo que estaba por llegar. Que todo, al final, pasa por algo. 
  Lo bueno es que, ahora mismo, no esperaba a que nadie viniera para estar a su lado. Eso, llegaría, sabía que llegaría; pero quizás no era este el momento para ello. Todo lleva su tiempo y, recuperar esa historia, volver otra vez al punto donde se había quedado todo, llevaría su tiempo. Y estaba dispuesta a emplearlo.
  Sonrió y se sentó sobre la hierba. Todo a su alrededor era verde y azul. El mar le inspiraba sonreír y disfrutar del momento. Y eso, era justo lo que haría: disfrutar de cada momento porque, a fin de cuentas, tu felicidad, depende sólo de tí mismo.
  Sabía que lo haría bien porque, antes de nada, confiaba en sí misma. Y eso era el pilar básico para tener éxito en todo lo que te propusieras.






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