Y despertó. Y se dio cuenta, de que en ese momento de su vida, lo que menos necesitaba era fijarse en un chico que no merecía la pena. Una amiga lo había dicho tal y como era: ''No la veo yo muy dispuesta a tener novio''.
Y era verdad. No estaba dispuesta por la sencilla razón de que nadie se lo merecía, de que nadie se había arriesgado por ella. Miró el paisaje que tenía a su alrededor y le alentó a sacar lo que pensaba, lo que debía pensar. Y es que, se dio cuenta, de que no iba a moverse más, no se iba a arriesgar demasiado. Si alguien quería, tendría que moverse, tendría que luchar por ella y arriesgarlo todo. Porque ella merecía la pena, merecía cada uno de los suspiros que alguien pudiese tener por ella. Tenía que hacerlo él, ella, ya había arriesgado suficiente y había perdido mucho más.
Estaba feliz por su reflexión, estaba feliz por la sencilla razón de que se había dado cuenta de que, poco a poco, estaba consiguiendo ser como quería ser en cada uno de los ámbitos de su vida. Y nadie iba a pararla. Ella era lo primero y, si aparecía alguien, tendría que encajar con ella, y no cambiar ninguno de sus ideales.
Quererla tal y como era, pero quererla. Se había acabado eso de ser un triste juguete. Pensó, que nunca debíamos vernos como una opción. Que o luchábamos a muerte por ser lo único, o si no, había que abandonar esa batalla. Se había acostumbrado demasiado a estar sola y no iba a ser tan fácil cambiarle de parecer.
Con una sonrisa, cogió su bolso, su gorro, su revista de moda y sus cascos, y se fue a dar un paseo con su vestido nuevo. Iba a disfrutar de una buena comida en compañía de gente que se había ganado su lugar. Le gustaba lo que había conseguido.
Cogió el tren, se sentó, se puso los cascos y se dispuso a disfrutar de la revista cuando, al mirar al frente, vio una gran sonrisa y una mirada intensa que se alegraba de verla. Era un nuevo amigo, el tiempo diría si algo más.
Le invitó a sentarse a su lado y a pasar un entretenido viaje juntos. Tenía que reconocer que se estaba ganando su lugar. Sonrió porque la vida siempre tenía buenas sorpresas para darnos, y ella, estaba abierta a cualquier posibilidad y sorpresa que quisiera traerle.