lunes, 14 de marzo de 2011

Séptima cosa importante: Nunca confundas amistad con...

  Se sonrieron. Era una vieja costumbre que ya tenían desde hacía unas semanas, y parecía que había sido así toda la vida; que siempre se habían tenido ahí por si surgía un problema o unas simples ganas de hablar. Son cosas que no se pueden explicar, pero habían establecido un vínculo entre ellos, había conectado a la perfección y nunca faltaban risas entre ellos, y eso era muy bueno, porque era el principio de toda amistad...
  El problema llega cuando es hora de despertar y de separar, de no confundirse y darse cuenta de lo que buscabas; y en ningún momento eran confusiones.
  Se levantó y fue a buscar a esa chica rubia con la que siempre andaba. Hacían buena pareja. Pero, es ese momento, a ella no le gustó nada ver esa imagen. Se le había ido la cabeza, un momento, un solo momento, y eso no podía permitirlo. Desde el primer día había tenido claro que buscaba su amistad porque era el tipo de chico con el que le gustaba tener una, pero nada más.
  Lo complicado es ese momento en el que se está entre la línea de las cosas claras y las confusiones. Pero había retrocedido a tiempo y eso, la había salvado. Menos mal. No quería permitirse un fallo de ese estilo, porque sería una metedura de pata, y no podía ser. Iba contra sus normas. 
  Alejada ya de esa situación, sonrió y respiró tranquila porque había sido solo un pequeño susto.
  Se acordó de la fiesta que la esperaba al día siguiente, de las ganas que tenía y de lo bien que se lo iba a pasar y, se dio cuenta de que, por si acaso, no le venía nada mal esa evasión de la rutina para eliminar cualquier posible pensamiento absurdo y mal encajable con sus objetivos, y así, volver a la normalidad, a su nueva normalidad. Y le estaba gustando lo que veía ahora.

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